Minga por Otros

Por Nahuel A. Billoni

Perla  (maestra de jardín): Era una nena divina, siempre alegre, algo remolona. De ella siempre me acuerdo dos cosas: una que siempre perseguía a un nene de ojos claros que terminó siendo corista de Emanuel Ortega; la otra es que se comía los crayones, los Jovis eran sus preferidos.

Maru (compañera del jardín): Se guardaba las galletitas de la merienda en el guardapolvo.

Ana Laura (amiga de la primaria): Hace mucho que no hablo con Minga, no tengo idea qué será su vida… ¿Alguna anécdota? Una vez me robó una Barbie y me pidió rescate, con carta y todo. Si no me equivoco solicitaba tres Marrocs.

Mariano (vecino de la infancia): Con Minga jugábamos al fútbol de chicos…

Mariana (vecina de la infancia): Y después jugamos a las muñecas.

Don Lucho (canillita del barrio): Cuando me enteré que escribía para Revistas de Mujeres, sentí una profunda emoción. Porque yo fui esencial para su formación. Conseguía todas las publicaciones que ella quería. Una vez me volvió loco con una hasta que pude conseguirla: la revista de Montaña Rusa.

Cristina (compañera de la primaria): Se votaba a sí misma en las elecciones a mejor compañero.

María Luisa (maestra de 5° grado): Un amor, cumplidora, educada, dulce, responsable, bonita, inteligente, divertida…  esa era el tipo de maestra que era yo. De Minga mucho no me acuerdo.

Cristian (compañero del secundario): Minga era de las que hacían quilombo en el fondo del aula.

Verónica (amiga de la adolescencia): Estuvimos muy apegadas durante un verano, fuimos varias veces a bailar a Ramos Mejía. Ella decía que bailaba bien pero en realidad siempre hacía el mismo pasito. A lo sumo cambiaba la postura de las manos.

Ximena (presidenta del club de fan de Montaña Rusa): Minga fue una de las primeras socias del club, tuvo un papel muy importante en la organización hasta que nos distanciamos.

Gustavo (quien le dio el primer beso): Estábamos en un asalto, los chicos llevamos lo salado y las chicas lo dulce, en un momento quedamos solos y era re evidente, habíamos bailado un montón de lentos. Me acuerdo que sonaba una canción muy linda de Donato & Estefano… Tomé su mano, me acerqué y le tiré la boca… Yo estaba preparado para un piquito, un roce de labios, pero ella no: ¡me metió la lengua! En el momento no dejaba de pensar que se iba a lastimar con mis aparatos.

Ernesto (dueño del video club del barrio): Primero eran las películas de Disney, más tarde las románticas, a los veinte se enganchó con Woody Allen y después contrató internet y nunca más la vi. Todavía registra una deuda.

Don Lucho (canillita del barrio): De adolescente me encargaba los libros de Maitena.

Néstor (compañero del secundario): Estuve enamorado de ella durante todo el secundario. Nunca me dio bola. En el viaje de egresados junté coraje y le dije que la amaba con toda mi alma, ella estaba tan borracha que vomitó mis zapatillas.

Ernesto (dueño del video club del barrio): A veces me pedía los afiches de las películas. Decía que eran para decorar su habitación. Muchas eran argentinas: El desvío, Nueve Reinas, Nueces para el amor,  Felicidades, entre otras.

Gastón Pauls (actor): Una vez recibí una carta de una tal Minga… Me acuerdo que estaba muy perfumada. Era medio raro el texto. Por un lado, romántica. Por el otro, amenazante. Decía que estaba loca por mi y que no tenía que darle bola a una tal Ximena. ¡Ah, vino con un Marroc de regalo!