Tengo un rato

Como apareció sin pena ni gloria el día de las películas. Jack llegó con cara de buenos amigos, con cara de pícaro, con cara de saber lo que quiere Minga. Y eso estuvo bueno. Muy bueno.

Un feriado, esos feriados que pasan sin querer, queriendo hacer algo todo el día, planificando el día anterior y es tan corto que cuando termino de planificar ya es jornada laboral o intestinal*.

Jack paso a buscarla a  las 12.05 post meridian, habían pautado la retirada cuando el sol se pone arriba y en el medio del universo. Llegó cinco minutos tarde, entonces Minga dijo: Tengo cinco minutos: me tomo un té y lo tomó.

Cuando tocó el timbre, terminaba el último sorbo.

A primera vista y en diez segundos, el tiempo que tuvo de visualizar a Jack y ver el auto, pensó que ese mismo auto era del padre o de algún tío porque nunca había mencionado en las charlas que tuviera un carro. Minga había preparado una canasta con algunas frutas, pan lactal, fiambre, como no sabía que fiambre le gustaba Jack, seleccionó un poco de jamón, salame de milán, primavera y salchichón. Jack se encargó de la bebida, había dos coca- colas en la parte donde sube la gente menos allegada al dueño y/o conductor del automóvil, en la parte de atrás*. Eso no sabe porqué pero no le gustó y generó un mini mal humor de dos semáforos aproximadamente. Jack puso Dire Straits. Minga pensó que estaba en una película y abrió los cristales y se soltó el cabello y se puso anteojos y pidió a alguien superior que le mande viento. Sonreían y cantaban al unísono. 

Aparcaron en una plaza que no decía mucho.

¿Qué puede decir una plaza? Mucho.

Entre los dos abrieron una mantita, como las lonas que se llevan a La Bristol y se sentaron. Minga se preparó para armar los sándwich cuando levantó su cabeza y giró su vista para preguntarle a Jack si prefería salchichón o primavera no lo vio. Cinco segundos después él le tapaba los ojos con una mano, en un primer momento Minga se sobresaltó, de inmediato se dio cuenta que otra persona no podía hacer eso, con la otra mano Jack sostenía una flor, un flor de muchos colores. En realidad había armado un racimo.

Él tenía bermudas y le picaban muchos los mosquitos, ella le hizo la cruz en todos y después reventó los granitos de su espalda. Y se dijo a si misma que si estaba en la etapa de reventar granitos era porque podía llegar a pasar a otro plano a otro tipo de seriedad. No sabía si le gustaba o no, pero no estaba mal tampoco.

Comieron los sándwich, Jack le hizo gesto que le había quedado algo en el diente, los dos rompieron en risas; Minga le pasó una servilleta de tela cuadrillé; Jack le alcanzó la pelota a un niño; Minga fue corriendo a comprar bolas de azúcar, esas que se comen y te dejan pegoteado los dedos, no se como es el nombre técnico; Jack agarró un poco y se lo pegó en la cara ella se hizo la enojada y le tiro otro poco a él y después rodaron juntos por el pasto de la plaza.

Cuando estaban terminando de reír se dieron cuenta que la noche estaba al caer y decidieron subir al auto, ahí se cortó un poco la magia pero no del todo, una esfera de esperanza se veía en la cara de Minga, un esperanza de una situación que supere la vivida esa tarde.

Violines.

Subieron al monoambiente de Minga a terminar con el feriado.

 * Jornada intestinal. Dícese de una estrofa de una canción.

 * Parte de atrás. Dícese del nombre de una canción.