Cien de queso y pasta de campeón.

Inconsciente. ¿En qué pensas?

En que tengo que avanzar por el pasillo y ver que comprar.

Inconsciente. Pensé que planeabas algo más peligroso.

Minga. Disculpame: ¿tenés un peso para poner en el locker?

Sr. de seguridad. Pase con la cartera señora.

Espejo. Creo que no te prestó demasiada atención o tenés que vestirte de otro modo.    

En perspectiva esperan los productos.

¿Gente? No tanta.

La cajera de envío a domicilio mira sus uñas saltadas. 

Entre las góndolas Minga camina; mecánicamente toma un jabón en polvo y lo deposita en el carrito. Toma un atajo cruzando el sector verdulería y frutería para ir en busca de un suavizante para ropa amarilla y dos jabones de glicerina. Por suerte se da cuenta que no tiene ricota.

Voz off del supermercado.

Recordamos que está terminantemente prohibido usar dos bolsas para cargar lo que compró.

Ve de nuevo las ojotas por debajo de la góndola. Ojotas y Minga caminan en paralelo. Los divide sólo una góndola, el corazón late y las manos en el carrito resbalan por la transpiración. Ella dobla a contramano y lo ve. Lo ve en el sector de lácteos, buscando el paquete de ricota.

Cursi dijo yeah. http://www.youtube.com/watch?v=ConsOeu1Umw

(Opción: leer con música de fondo)

Él carga un pack de Activia en su carrito. Ella lo identifica y mira para otro lado.

Inconsciente. Actuá. Hacete la distraída. Así funciona todo.   

Él la mira y entrecierra los ojos. Caminan enfrentados cada uno llevando su carrito.

Espejo. Soltate el pelo.

Ella mueve sus cabellos sueltos. Él lleva una remera blanca mangas cortas. Se acercan. En el medio de ellos, en cámara lenta, cae un yogurt bebible en sachet con sabor a frutilla de la góndola y hace un splash!. Unas gotas rosadas vuelan por el aire. Siguen caminando. Ojos color almendra y alto. Los carritos se chocan. Ojotas negras y pantalón rayado. Se separan de los carros y van en busca del yogurt que hizo splash! en el aire y cayó al suelo. Sus cabezas chocan sin querer. Ella finge que le duele el golpe y se toma la parte frontal de la cabeza. Él pide perdón y le pregunta si está bien. Tiene la voz parecida a Eduardo Pablo García Aliverti. Ella hace cara de dolor y de seductora. 

Espejo. Hay que practicar más.

En el sector de lácteos no hay nadie más que ellos, salvo un repositor que queda congelado. Él se acerca y  limpia de su rostro las gotas de yogurt que tiene pegoteadas. Inclina la cabeza y en un primerísimo primer plano de los ojos le cae un flequillo lacio y castaño. De tres cuartos perfil ella se ríe. Él la mira y se ríe. Él le corre el pelo de la cara.

Se ríen al unísono.

Voz off del supermercado.

Por favor señorita Josefina presentarse en caja de empleados.

Espejo. ¡Que lástima! La curiosidad te ilumina la cara y te oscurece la inteligencia.

Inconsciente. Coincido. No hables.

Para que no sospechara que yo estaba idiota por él - hacia un rato que estaba callada- no justifique mi silencio y fui a buscar el paquete de ricota.

Él chico de ojotas se dio vuelta para seguirla. Minga caminaba rápido. Él no podía darse cuenta si había sido real. Decime quién sos por lo menos- grita él. Minga no pudo superar la vergüenza y camino más rápido. 

A él, la belleza de Minga lo conmovió y de pronto se sintió feliz.