Diez farmacias. Ocho con cierres. Dos con botones. Todas abiertas. Ninguno se dio cuenta.*

Minga, en el reino del revés.

Un antihéroe es Ojotas. Tiene algunas características que son antiéticas comparadas con las del héroe tradicional. Minga nunca salió con un héroe, ni tampoco quiere hacerlo. No le gusta el que hace todo bien. Ojotas generalmente realiza actos que son juzgados “heroicos”, pero lo hace con métodos o intenciones que no lo son tanto. Ojotas es desprovisto de cualidades extraordinarias; no juega al fútbol, no toca ningún instrumento musical, no sabe de geografía y tampoco sabe cocinar. Minga duda de que tenga valores. Se arrepiente. Tiene valores, pero diferentes al resto y en su lista mental, es válido.

-          ¿Serías como el Quijote?- pregunta Minga.

-          Me siento más identificado con Lázaro de Tormes- responde Ojotas orgulloso de lo que acaba de decir.

-          Aja.

Inconsciente. Un antihéroe que sabe de literatura.

Minga tiene la cabeza boca abajo. Está jugando a que le suba la sangre a la cabeza. Es fanática de jugar a ver quién aguanta más bajo el agua y de adivinar en los comerciales antes que sobreimprima la marca.

Ojotas va y viene en la escasa superficie de su departamento, tiene tres semanas para explicarle a Minga que se tiene que ir. Que tiene que desaparecer de su vida. Le da dolor de panza y come frijoles, prefiere no pensar en que va a hacer. Va a esperar una semana más y va a decidir. Minga no querría saber eso, piensa. Quizás le dice que se va. Quizás no. Quizás se va y no le dice nada. Quizás se va y le deja una carta. La carta puede empezar diciendo: “querida Minga: quería decirte que me voy”. Cliché de bollo de papel. “Minga me voy, no me busques". Cliché de bollo de papel por dos.

Ojotas reflexionó en denunciar a Jorge, el tesorero. Pero qué le iba a decir a la policía o a quién sea que un señor tesorero de una revista lo había contratado para seguir a una chica, una chica que se llama Minga, una chica rara y que él se enamoró un poco y que encima le pagan por eso, pero ahora quieren eliminarlo del plan. No podía. Se tenía que ir.  

“Minga me tengo que ir de viaje, no puedo volver por un tiempo. ¿Querés venir conmigo?”

Ese era el mensaje- gritó Ojotas por la ventana del living y se sintió aliviado.

* en conjunto con una socióloga y un músico.