domingo, 7 de agosto de 2011

Una linda sorpresa es cuando te das cuenta que sobró un poco de helado: y no es de frutilla ni de melón ni de mascarpone.


2x1.

El dos por uno es un modelo. Digno de una imitación. Un clásico. Y Minga ya no va sola al 
cine. Va con Ojotas. El cine se ubica en la categoría de las salidas románticas, entre las salidas por excelencia para no hablar y compartir. Entonces la salida fue: pochoclos para dos. Entradas para dos. Butacas de a dos. El tropiezo con los escalones, de a dos. Comentarios de trailers, dos; “esa la compramos trucha”. “No hay que comprar películas truchas, los video club están en peligro de extinción”. Y por último, la elección de la película. Minga y Ojotas no se ponen de acuerdo. Muchas y baratas opciones; Los Pitufos de papá: Transformers; alguna de terror y Kung Fu Panda 2. Estaba la opción de Arte Cinema en Constitución. Lo dejaron pendiente para otra salida. Se decidieron por el genio de Manhattan y su película que dicen que es para intelectuales: los dos coincidieron que no era así, que Woody hace películas para todo el mundo y que en realidad, lo que busca es burlarse de todos nosotros. Lo bien que hace, dijo Minga como terminando el tema ahí.
-       - ¿Y ahora que hacemos? – continúo Minga.
-       -  Nada - dijo Ojotas despreocupado. 
Minga pensó que esa palabra era la que lo definía, nada. También pensó que siempre, después del cine hay otra actividad para hacer, había leído hace un tiempo - en el rincón de la rata- un presupuesto que le pareció válido y cierto: cine+ comida+ estacionamiento+ hotel alojamiento= $450 (sin vino). Se rió.
-       - ¿De qué te reís?
-       - De algo que leí.
-       - ¿Qué leíste?
-       - Un presupuesto.
-       - Ojotas se rió con ganas. Nunca escuché que alguien se ría de un presupuesto. Creo que por éstas cuestiones estoy con vos.
-       - ¿estás conmigo porqué me río de un presupuesto?
-       - No, porque te reís.
Ojotas y Minga caminaron. Caminaron a la par. A veces Minga aceleraba un poco el paso. Ojotas calculaba el tiempo de los semáforos porque sabía que cuando estaba rojo le daba un beso. Hablaron sin rumbo. De bueyes perdidos. Se reían de nada. Los dos veían Seinfeld. Ojotas tomó la mano de Minga. Se congeló la imagen por tres segundos, corte a un plano detalle de la mano de ambos, Minga la soltó y se rascó la cabeza y sonrío – como: acá no pasó nada y no lo vuelvas hacer- Una señora que estaba parada en el semáforo gritó: ¿qué haces nena?, la jovencita que acompañaba a la señora- creemos que era la hija- dijo casi endemoniada- ¡dejala mamá, Ojotas no es tan bueno como creemos! Verde. Y el tema no se tocó más, así como Ojotas no volvió a tocar la mano de Minga.
Creo que Minga en un momento había hecho una lista de actividades para hacer con Ojotas (o con algún novio). Cine ya se podía tildar. Caminaron mucho y Ojotas se ampolló. Tanto que casi llora. 
Alguien esa tarde noche, y no en París, había escoltado a Minga. Y ese era Ojotas.

8 comentarios:

Flor dijo...

QUE BUENA PELI MEDIANOCHE EN PARIS!

Santos dijo...

Las personas que comentan de la nada, son lo mejor.

Vivian Flores dijo...

GENIAL!!!

Mariano dijo...

Estos títuls son lo mejor!

Maru dijo...

pero qué quiere minga la mano, ojotas? no entiendo! qué pasó en el viaje a la costa???

Seba dijo...

Santos me recomendó a Minga. hay oraciones graciosas!!!

Santos dijo...

Seba: no quiero ver ideas de Minga en gráficas públicas. jajaja.

Caro dijo...

que buena peli!!!!!!