Hola, ¿quién es? Soy yo.

- Hola, Buenas noches, ¿qué tal? ¿Se encuentra Juan?
No. No Minguita no estás llamando al secretario del presidente.
- Buenas Noches, ¿cómo está? Habla una amiga de Juan, necesitaría habar con él.
¿Necesitaría? ¿Es una necesidad hablar con Juan? No. Si él no te llamó, no es necesario.
Que me atienda él que me atienda él que me atienda él
- Hola Juan, ¿Cómo estás? Soy yo.
No, linda nunca. Nunca. Nunca cuando querés que atienda, va a atender. ¡Minga por favor!
Ya sabés que la tostada cae siempre del lado de la mermelada, sabés que hay que apretar el dentífrico desde abajo, sabés que hay que hacerle nudo a la sabana de arriba, sabés que a las tres veces que probas la contraseña salta error, sabés que todo lo que dice Light no lo es, sabés que los gatos caen siempre de pie, sabes que “me duele la cabeza” es un excusa, por lo tanto tenés que saber que cuando queres que pasen las cosas, no pasan.
Y lo peor, lo peor, lo peor. Lo más indignante; lo más bajo; lo más irritante; sin escrúpulos; sin dignidad; sin códigos es llamar a un teléfono con un cuatro delante, que atiendan, que te digan que no está, y vos del otro lado de la línea LO escuchas hablar desde lejos: Decile que no estoy que me fui de viaje, por trabajo, mucho mucho tiempo y que no tenés idea cuando vuelvo. Y la madre, que tiene que mentir le hace caras al hijo (como si éste fuera un niño y el se ríe como si fuera un chistecito inocente), igual, la muy turra agrega: Pobre chica, mirá lo que me haces hacer, como para no sentirse tan culpable. La muy turra.
Minga quería marcar un número de teléfono que delante tenga un cuatro, pero no pudo. Ahora intenta comunicarse pero con un celular y por algo que se llama mensaje de texto.
El mensaje de texto.
Te da tiempo para arrepentirte, borrar, cambiar, poner signos de preguntas y de admiración, puntos suspensivos o punto final. Es una buena herramienta para los que no se animan a llamar o para lo que quieren decir algo y les da miedo; Es sabido: “Podes creer me dejó por un mensaje de texto”. Hay que tener cuidado cuando escribís, pensar a quién le estás escribiendo, porque podemos marcar la opción no deseada. ¿Hoy tenés ganas? Enviar a: Mamá. ¡Nooooo! Cancel botón rojo (muchas veces) cancel botón rojo cancel apagas el celular por un rato porque te da miedo.
- Escribir nuevo mensaje: Hola Juan, ¿cómo estás? Minga, la chica del sábado.
- Opciones. Guardar y enviar. Agenda. Seleccionar. Juan. Opciones enviar. ¿Desea mandar un mensaje de texto?
- Siiiii, si lo deseo no me lo preguntes más celular, que sino me ¡arrepiento! Quiero mandar éste mensaje quiero quiero quiero.
- Enviando mensaje, un sobre casi tridimensional da vuelta ante tus ojos.
- Dale, envialo, envialo.
- Mensaje enviado.
Minga respira profundo e intenta distraerse hasta esperar que el maldito aparatito suene.
15 segundos más tarde… ¿Habrá llegado?
Piensa en porqué tantas veces, te pregunta si lo querés mandar o no. Piensa que el celular es como una persona más que te acompaña a donde vayas, lo vestís con el estuche; tenés que llevar su motor de vida, sería como su corazón; el cargador y a la noche lo apagas para que pueda descansar (después de tanto mensaje de texto, que se apaga, se prende el reproductor de música, las llamadas en espera, prender para ver la hora, muchos etc) y el chiquito se duerme, agotado, exhausto.
1 minuto más tarde… ¿Tengo bien el número de celular?
Pero tenemos que tener en cuenta que nosotros no somos los papás, son OTROS y siempre, siempre, siempre va a depender su uso de ellos, nosotros somos como unos papis adoptivos.
2 minutos más tarde… Quizás no tiene crédito y no puede responder. Aunque si quiere responder le pide el celular a alguien o hace una carga virtual o hace una carga contra factura o responde por ¡Internet!
El celu se muere de dos formas; llora, llora y uno tiene la capacidad de ¡revivirlo! ¡Es genial! Lo enchufas a su corazoncito y listo. Y cuándo no tiene más crédito, los papás biológicos nos dicen que hay mucha mucha promoción y que podes darle vida de nuevo.

Tulin Tulin. Tulin Tulin.
¡El celu de Minga sonó! La compañera de trabajo la codea y le dice:
Minga, no es el mío, ¡es el tuyo! Sonó tu celular. ¡Gahhhhhh! (una especie de grito)

Sigue le próximo domingo, nos estamos quedando sin batería.