Héroes, de lunes a viernes.

Quiero ser un héroe, escribió Minga después de ver “Batman, el Caballero de la noche” y lo pegó, con saliva y dedo, en su mesa de luz.
No me interesa salvar al mundo, ni pelear por la justicia, ni por el hambre, ni por la paz mundial, ni por las enfermedades terminales, ni por unidades abarcativas, ya pensarlas me da dolor de cabeza.
Toma un vaso de agua junto con un Geniol.
Me da envidia el héroe que sube al colectivo y grita;
“A ver si alguien le deja un asiento a la señora embarazada, todos nos hacemos los dormidos, ahora”
Estos son héroes ocultos, con estas acciones dan envidia, algunos lo miran como diciendo yo quería hacer lo mismo y el héroe es héroe por dos minutos (como máximo), pero seguramente fueron los dos minutos más satisfechos de su día.
Al héroe se le infla el pecho. Se siente buena persona y disfruta que todos lo miren, no es un acto para aplaudir, pero le pega en el palo.
Me da envidia el encargado que deja a un lado la manguera y te hace seña para que pases, me da envidia el que en momentos críticos sabe de primeros auxilios, me gusta él héroe que deja pasar al peatón, porque el héroe está en un cuatro ruedas y tiene más poder entonces deja pasar al más débil, esa sería la analogía, se me ocurre también que por eso el cliente siempre tiene la razón, entonces ¿el cliente es el más débil?
Me da envidia el héroe intelectual el héroe que puede llevar una conversación; decir datos y fechas; relacionar; comprender de lo que se habla y citar a filósofos, historiadores; generalmente el héroe intelectual es el que dice que el libro siempre supera a la película, yo pienso lo mismo. Este es el héroe que más me gusta.
Me da envidia la heroína de tacos altos, la heroína que camina arriba de diez centímetros sobre el suelo y parece que tiene zapatillas. Me da envidia el héroe que dice que aquí no se permite fumar.
Existen también los héroes generales, esto pasa en enero y/o febrero en Mar del Plata, cuando se pierde un niño y alguien empieza a aplaudir y todos nos miramos y asentimos y aplaudimos al unísono. El héroe que comienza a aplaudir quiere hacer héroes al resto. Somos héroes colectivos.
Es también héroe el que sabe abrir la botella de cerveza con un encendedor, el que hace un truco de magia y el que en un fogón toca la guitarra.
Estos son los héroes cotidianos, los héroes ocultos, los héroes de lunes a viernes.
Escribió Minga en un papel, para la mesa de luz.